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Cada año esperamos ansiosos la llegada del sol, el calor y las vacaciones, en definitiva la llegada del verano. Sin embargo, en esta época del año se producen las llamadas olas de calor, esos días consecutivos en los que experimentamos unas temperaturas extremadamente altas en relación con la media de la época, y que pueden suponer un riesgo para nuestra salud.

¡Así que, estemos atentos para evitar que nos afecte! Te contamos qué es el golpe de calor y sus síntomas.

 

Qué es el golpe de calor

Se trata de un aumento en la temperatura corporal que se produce como consecuencia de una exposición prolongada a altas temperaturas,  al sol o por un esfuerzo físico intenso en ambientes calurosos y con poca ventilación.

¿Qué le sucede a nuestro cuerpo?

Cuando se dan estas circunstancias, nuestro cuerpo sufre importantes pérdidas de agua y padece dificultades para regular su temperatura, lo que provoca un aumento de la temperatura corporal.

Si el cuerpo alcanza los 40º en un período de 10 o 15 minutos, los mecanismos reguladores del calor (como la sudoración) entran en shock, provocando el golpe de calor.

Debemos tener en cuenta que el golpe de calor no siempre se manifiesta en el momento de la exposición a altas temperaturas sino que puede producirse varios días después.

Los síntomas de un golpe de calor

Ante una situación de peligro como esta, es importante conocer los síntomas para poder actuar a tiempo. En el primer nivel, los síntomas de un golpe de calor son:

  • Sed intensa y sequedad en la boca.
  • Piel enrojecida, seca y caliente.
  • Sudoración en exceso.
  • Sensación de calor muy sofocante.
  • Temperatura corporal de 40º o mayor.

Estos síntomas indican que nuestro cuerpo ha podido perder agua entre un 1 y un 5% de nuestro peso corporal.

En el segundo nivel, indicando que nuestro organismo ha perdido entre un 6 y un 8% de su agua corporal, aparecen síntomas como:

  • Debilidad muscular y calambres.
  • Mareos y dolor de cabeza.
  • Falta de sudor (anhidrosis).
  • Pulso acelerado.
  • Falta de apetito y dolor de estómago.

 

Personas más vulnerables al calor

Aunque cualquier persona puede sufrir una ola de calor y ser víctima de un golpe de calor, hay ciertos grupos sociales que son más propensos a padecerlo.

Así, los factores que determinan que una persona sea más vulnerable a padecer un golpe de calor son: la edad, el sexo, la tasa de sudor individual de cada persona, la intensidad y duración de la actividad física que practique, la humedad ambiental y las temperaturas.

Los grupos y las situaciones de mayor riesgo son:

  • Los niños y bebés.
  • Las personas mayores.
  • Las mujeres embarazadas.
  • Personas con exceso de peso o con un peso demasiado bajo.
  • Enfermos con afecciones crónicas.
  • Las personas que realizan trabajos físicos intensos o deporte al aire libre con temperaturas elevadas.

 

¿Qué hacer ante una ola de calor? Cómo protegerse

Para evitar una golpe de calor y protegernos de las altas temperaturas es importante seguir una serie de recomendaciones de los expertos.

Cuando se prevén temperaturas extremadamente elevadas, debemos evitar salir de casa durante las horas centrales del día, entre las 12h y las 18h.

Además, es aconsejable no realizar comidas copiosas, calientes ni abusar de las bebidas alcohólicas.

Debemos reducir la actividad física y descansar frecuentemente a la sombra. Si es posible, quedarnos en lugares ventilados o espacio acondicionados.

Usar ropa fresca, con tejidos naturales y de tonos claros. Es importante proteger la cabeza con sombreros o gorras y utilizar cremas con protección solar.

Para mantener más fresca tu casa, deja las persianas bajadas durante el día y ábrelas en la noche, para ventilar tu hogar.

 

Consejos para una buena hidratación en verano

Los organismos sanitarios advierten de la necesidad de mantener una buena hidratación, especialmente en esta época del año.

A cualquier edad es importante beber agua mineral natural, pero en especial, deben hacerlo los niños y los ancianos.

Así, los niños necesitan más agua en su organismo (el 65% de su peso). Su mecanismo de la sed no se encuentra tan desarrollado como el de una persona adulta y se pasan el día jugando y moviéndose por lo que necesitan beber más para mantener líquido en su organismo.

Por otro lado, con la edad vamos perdiendo la sensación de sed y nuestras reservas corporales de líquido disminuyen. Esto aumenta el riesgo de deshidratación en las personas mayores.

Para estar bien hidratados es necesario que bebamos el agua equivalente a 10 vasos al día. ¿Cómo lo logramos?

  • Consumiendo líquidos en cada comida y entre horas. ¡No esperemos a tener sensación de sed!
  • Escogiendo agua antes que otras bebidas.
  • Aumentando nuestro consumo de frutas y verduras (ayudan a hidratar el organismo).
  • Beber más si vamos a hacer ejercicio: beber antes, durante y después.

Alimentos aliados contra la ola de calor

¿Sabías que el 20 o 30% de la hidratación se obtiene de los alimentos? Hay algunos tipos de platos que contienen alrededor de un 85% de agua, es el caso de las sopas, las cremas de verduras o los consomés.

Las frutas son otra de las grandes fuentes de hidratación, destacan algunas como la sandía, el melón, las manzanas, las fresas o las uvas.

Otros alimentos que presentan hasta un 40% de agua son la pasta, el arroz, algunos pescados y mariscos, el huevo o las carnes magras.

Así que, en épocas de calor bebamos muuucha agua mineral natural y no descuidemos la alimentación, recordemos que ayuda a mantener una correcta hidratación corporal.

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